Luminarias de San Bartolomé de Pinares

Las Luminarias de San Bartolomé de Pinares son una de las tradiciones más espectaculares de la provincia de Ávila, que tienen lugar cada noche del 16 de enero en el municipio del mismo nombre. Forman parte de las fiestas de San Antón y se inician con una misa en honor al santo y con la bendición de los caballos que, posteriormente junto con el mayordomo, inician el acto de purificación: saltando, atravesando o bordeando las hogueras que se hacen en las calles del municipio, prendiendo ramas, retamas y escobas recogidas durante el fin de semana. Después, los más de 100 caballos y burros pasan por la veintena de hogueras repartidas por las empinadas calles de esta localidad, dando varias vueltas al pueblo hasta que todo el material recogido de los montes cercanos se ha quemado por completo.
Dicen que la tradición se remonta al siglo XVIII, con España recién salida de las sucesivas pestes y pandemias, llegando hasta San Bartolomé de Pinares y acabando con todas sus cabezas de ganado. Sabedores de que el fuego era la única forma de limpiar y purificar los lugares contaminados por la peste, encendieron hogueras por todo el pueblo y fueron pasando sobre ellas llevando consigo a sus animales, en un desesperado intento de salvarse y salvar a todos los animales posibles porque eran imprescindibles para su subsistencia.
Desde entonces, cuando llega el mes de enero, el día de San Antón Abad, se celebra la fiesta de las Luminarias en la que centenares de jinetes intentan purificarse de sus males saltando a lomos de sus caballos sobre hogueras que se hacen en las calles del municipio. Los caballos no sufren ningún daño, participan con las crines y el pelo de la cola recogidos para evitar que se chamusquen, aparte hay veterinarios enviados por la Junta de Castilla y León que vigilan que no sufran ningún daño. Y muy importante, no se les obliga a saltar por encima de las hogueras, pueden pasar al lado de ellas, se trata de que se purifiquen, ya sea con el fuego o el humo. Por cierto este año las rachas de viento eran tan fuertes que en algunos momentos era imposible ver y nos ha purificado también a todos los asistentes, que pese a ser lunes hemos sido una multitud; entre los vecinos del pueblo, fotógrafos y cientos de personas que han venido de todas partes de España y del extranjero, casi no podían pasar los caballos, incluso en algunos momentos, la falta de visibilidad y la multitud dieron paso a algún que otro susto, aunque afortunadamente se quedó en eso.
Sin más, os dejo unas imágenes que muestran esta tradición tan espectacular.









¡Maravillosas capturas!
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Muchas gracias, me alegro que e haya gustado. Un abrazo
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