Rías Baixas, Costa da Vela y Cabo Home, Islas de San Simón y San Antón, Pontevedra

Costa da Vela y Cabo Home
Nuestra siguiente parada será en el Cabo Home situado en el extremo de la península del Morrazo y que forma parte del Parque Nacional de las Islas Atlánticas. En él se encuentran la Costa da Vela y Cabo Home, así como los arenales de la playa de Barra, formaciones de dunas cubiertas de pinos que crean un ecosistema muy característico y de alto valor paisajístico y biológico.
Comenzamos nuestra ruta en el Mirador de la Caracola, en Donón, donde se puede dejar el coche e ir andando. También se puede coger la pista de tierra que sale de ahí y llegar a un parking bastante grande y gratuito que hay al final de ella. Aunque el recorrido parece grande para ver todos los faros, si disponemos de 2 horas se puede hacer bastante bien, aunque si lo hacéis en verano recomendaría utilizar todo el día para disfrutar de cualquiera de sus maravillosas playas. Como no era nuestro caso, tomamos el camino que pasa por la Playa Melide y nos dirigimos hacia el faro mas alejado y el que da nombre a la zona; el Faro Home desde donde se ve toda la Costa da Vela, las Islas Cíes, la Isla de Ons y el Monte de O Facho. Este es uno de los mas altos de Galicia, cilíndrico y de 3 plantas con puerta y ventanas pintadas en azul. Como curiosidad, al lado del faro en su lado izquierdo podéis ver la escultura de un guepardo en las rocas disfrutando de la espectacular vista el mar Atlántico. De aquí deshaciendo el camino accedemos al Faro de Punta Robaleira o Faro Rojo, llamado así por el color rojo pintado directamente sobre el granito. Este es un faro de cantería. Volviendo por el camino vamos por el pinar hacia el Faro da Punta Subrido que es el que está mas cerca del parking justo a mano izquierda donde comienza la Ría de Vigo y la ensenada de las playas de Barra, Viñó y Nerga, dejando a mano derecha la playa de Melide, el faro de Punta Robaleira, las Islas Cíes de fondo y el Faro Home. Este faro se parece bastante al Faro Home, solo que este tiene 2 plantas, dispone también de puerta y ventanas pintadas en azul.
Islas de San Simón y San Antón
La isla de San Simón a lo largo de la historia ha pasado por diferentes manos. Durante la Edad Media, fue un centro monástico. Durante el siglo XII la habitarían los templarios y, tras ellos, los franciscanos. En 1589 el famoso pirata y corsario Francis Drake saqueó la isla. Posteriormente en 1702 tuvo lugar la batalla naval de Rande, que enfrentó a las escuadras de las coaliciones anglo-holandesa e hispano-francesa en la Guerra de Sucesión Española y, años después, tras la batalla de Rande, los integrantes de las flotas anglosajonas volvieron a saquearla de nuevo, al igual que todos los pueblos cercanos a la ría. Después de este suceso, la isla de San Simón permaneció en el abandono hasta que en 1838 se convirtió en lazareto marítimo para controlar infecciones, aislar de la población a pacientes infectados de epidemias mortales pero también como lugar para pasar la cuarentena los tripulantes y pasajeros de barcos que tenían como destino los puertos gallegos así como todo el norte peninsular. La isla de San Simón se convirtió en un centro sanitario tras un costoso proyecto de ingeniería y arquitectura que transformó definitivamente su fisionomía y fue entonces cuando se construyó el puente de piedra de tres arcos que la une con la isla de San Antón y que sirvió para unir y al mismo tiempo separar mediante portalones en sus extremos. la Isla de San Antón acogió a los enfermos para los que ya no había cura o contagiosos, mientras que la isla de San Simón se destinó al control de barcos hasta que fue clausurado de forma definitiva en 1927.
De aquí llegamos a la Guerra Civil Española donde se empiezan a utilizar esos edificios como prisión que se convirtió en campo de concentración y exterminio para presos que se oponían al Franquismo. De hecho, fue uno de los más crueles de la dictadura. Entre los años 1936 y 1943 más de 6.000 presos republicanos pasaron por allí. Son muchas las referencias a los fusilamientos realizados en las inmediaciones de las islas y también a las pésimas condiciones de los presos que tenían hacinados en los pabellones de la isla de San Simón. De hecho cuentan que eran tantos que dormían de lado y que cada cierto tiempo sonaba un pito y era la señal para darse la vuelta y dormir del otro lado. Durante este período las instalaciones de la isla de San Antón se reservaron para acoger a la guardia militar que custodiaba el recinto. En 1948 fue clausurada la cárcel y rehabilitada como residencia de verano de la guardia de Franco hasta 1950 que tras un terrible accidente marítimo de la embarcación A Monchiña, que se saldó con 43 fallecidos, Franco abandona la isla y las instalaciones se utilizan por el Hogar Méndez Núñez para la formación de huérfanos de marineros.
Mas de 30 años después en 1999 el archipiélago que forma la Isla de San Simón y San Antón fue declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Sitio Histórico y a partir de ahí de la mano del arquitecto César Portela se ha rehabilitado, reconstruido y adecuado como espacio protegido, con la regeneración de jardines y árboles. Actualmente cuenta con un centro de interpretación, un centro cultural con auditorio y biblioteca y se la conoce como la Isla del Pensamiento y en ella tienen lugar a lo largo del año diferentes actividades relacionadas con la cultura. Al ser declarada centro de recuperación de la memoria histórica, San Simón se ha convertido en un centro de producción, reflexión y creación, en definitiva, un laboratorio de ideas que pretende homenajear así a su pasado.
El archipiélago es visitable, el trayecto lo hacen bastantes agencias, pero yo recomiendo Bluscus que con su simpatía y amabilidad nos hizo todo un tour de 2 horas por las islas explicándonos al detalle cada rincón y contándonos numerosas historias de los diferentes usos de la isla.
Para acabar os contaré unas curiosidades sobre esta isla: Julio Verne la tomó como referencia en su libro «Veinte mil leguas de viaje submarino» y uno de sus capítulos transcurre en la Ría de Vigo, hasta donde periódicamente se trasladaba el capitán Nemo con el Nautilus para financiar sus expediciones con los tesoros que se encontraban en el fondo de las aguas de Rande, de hecho cerca de la Isla podemos ver una estatua que representa a Julio Verne. Además fue escenario de cine en la película El lápiz del carpintero, Película que si no habéis visto os recomiendo.
Pontevedra
Preciosa capital que bien vale un fin de semana. Llegamos por la tarde noche y lo primero que hicimos fue visitar la Iglesia de la Virgen Peregrina ubicada en el mismo centro de Pontevedra y uno de los punto del Camino Portugués de Santiago. Construida en 1778, de estilo barroco con formas neoclásicas su planta es famosa por tener forma de vieira (símbolo de los peregrinos) finalizando en cruz. En su interior se encuentra la imagen de la Virgen de la Peregrina , patrona de Pontevedra y del Camino Portugués de Santiago, además es una de las edificaciones más reconocidas y representativas de la capital de las Rías Baixas. Continuamos hacia el casco viejo paseando por sus bonitas calles, visitando la casa de Valle Inclán llegamos hasta la Iglesia de San Francisco situada en la Plaza de la Ferrería construida sobre los restos del primitivo templo del siglo XIII, data de los siglos XIV y XV. Tiene planta de cruz latina con nave única con tres ábsides poligonales en la cabecera con cubiertas de bóvedas nervadas de crucería y con esbeltos ventanales apuntados. En la fachada destaca el magnífico rosetón de época moderna, en fin, una obra maestra del gótico mendicante pontevedrés que fue declarada Monumento histórico-artístico. Según cuenta la leyenda, fue fundada por San Francisco de Asís durante su peregrinaje a Santiago de Compostela, en 1214, aunque no hay documentación que lo avale. Y seguimos nuestro paseo hacia la Ría de Pontevedra pasando por la Basílica de Santa María, las Ruinas de Santo Domingo ó la Iglesia de San Bartolomé, disfrutando del centro histórico, de sus casas blasonadas, sus plazas y terrazas rebosantes de vida, con ambiente hasta la madrugada. No importa que sea entre semana o te caiga algún chaparrón, las terrazas y ambiente de Pontevedra te encantará. Nosotros no tuvimos mas tiempo, pero merece la pena recorrerla despacito.














Y con esto llegamos al final de este post y os emplazamos para el siguiente: Combarro, La Lanzada.
Es un trabajo buenísimo Josefa ,muchas gracias por tu aportación siempre tan buena redacción .
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Muchas gracias Paquita, me alegra que disfrutes de nuevo del viaje
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Delicioso recorrido por Las Rias Bajas tan bien reflejado que es un placer recordar! Gracias Josefa por ello .
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De nada, ha sido un placer recordar el viaje e ilustrarlo
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Obra de Manuel coia
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No lo sabía, gracias por la información
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