Quinto día: Tsumago, Magome, Takayama

Reflejos de Takayama

Dejamos las grandes ciudades y templos para adentrarnos en el Japón más profundo para hacer una inmersión en su cultura haciendo la antigua ruta Nakasendo (中山道) que conectaba Edo (actual Tokio) con la ciudad de Kioto pasando por el valle de Kiso. Esta ruta formaba parte de las Gokaidō, o cinco rutas que partían desde Edo. Los pueblos de Tsumago y Magome son dos antiguos shukuba (宿場) o estaciones de descanso de la ruta Nakasendo. Magome era la estación número 41 y Tsumago la número 42 de las 69 estaciones de descanso que había en la ruta Nakasendo, también llamada en el pasado Kiso-kaidō o carretera Kiso, al encontrarse en plena región de Kiso.

Empezamos la aventura en la estación central de Kyoto para coger el famoso «tren bala«, que nos llevará a Nagoya y de ahí, en autobús, para llegar en primer lugar a  Tsumago (妻籠宿), una aldea totalmente turística  que se ha mantenido como era antaño. La calle principal Terashita está llena de tienda artesanales, restaurantes y alojamientos. Pasear entre sus calles y tiendas es todo una experiencia. Cada rincón es una curiosidad, en cada esquina que doblabas descubres un nuevo contraste de colores. Las vistas desde las colinas de los alrededores de la localidad, con los alpes japoneses al fondo, una verdadera maravilla. Aparte aquí nos encontramos con la casa antigua del jefe del pueblo que es una ex hospedería Samurai, la casa Waki Honjin Okuya. Realmente merece la pena verla, fué restaurada en 1877 y te cuenta como vivían los samurais.

De allí nos fuimos hacia Magome. Como estación era una de las más prósperas y cosmopolita, con una buena economía. Sin embargo, cayó en el olvido y la decadencia al construirse la línea principal Chūō para trenes, que no pasaba por Magome y quedó abandonada. En las últimas décadas se ha restaurado su aspecto para hacerlo como en el periodo Edo, dejando la calle principal  que lo cruza pavimentada con piedras. Magome es una calle con mucha pendiente, a ambos lados hay tiendas artesanales donde comprar artesanía de bambú y el típico dulce japonés «dulce de castaña- Kuri-kinton», además de comer las Oyaki o empanada japonesa y el senbei-galleta de arroz.

Después de tomar un ligero refrigerio seguimos camino hacia  Takayama (高山市 Takayama-shi). Ubicada entre montañas, conocidas como los Alpes japoneses, en la prefectura de Gifu, es agriculturalmente pobre. Durante el siglo VIII, al no poder contribuir con el arroz necesario para el pago de impuestos, Takayama los cubría con carpinteros, que eran altamente experimentados ya que la región es rica en madera. Entre 1682 y 1868, Takayama fue considerada la fuente oficial de madera, carpinteros y ebanistas para el shogunato. Takayama recibió el grado de ciudad en 1936. Actualmente es un popular centro turístico debido a que conserva  varios edificios antiguos, y en las afueras se construyó la «aldea típica de Hida», donde se han reproducido edificios de las aldeas montañosas del valle de Shirakawa. Las tres calles principales del casco viejo de Takayama llamado San-machi Suji son estrechas y están llenas de tiendas de productos tradicionales, talleres de artesanía,  tabernas y cervecerías (indicadas por una bola de agujas de cedro colgando en el exterior) y las mejores destilerías de sake.

Japón, al estar localizado sobre una zona volcánica, posee numerosos lugares de aguas termales u onsen (温泉) a lo largo de todo el país. Se trata de piscinas termales naturales de agua (sobre los 40 grados),  de origen natural que suelen contener diferentes minerales y tienen propiedades beneficiosas para la piel y el cuerpo. Además de ser muy relajantes. Tsumago fue nuestra primera experiencia en un onsen y recomiendo no tener verguenza y disfrutarlo siguiendo todo el ritual.

Takayama es mucho mas que la zona del casco viejo, pero nosotros debido a nuestro poco tiempo no pudimos hacer mucho mas así que recomiendo, si puede ser quedarse un día mas y descubrirla poco a poco.

 

2 Comments on “Quinto día: Tsumago, Magome, Takayama”

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