Octavo día: Tokio. Templo Asakusa Kannon, Barrio de Daiba, Bahía de Tokio, Barrio Akihabara

Jardín New Otani

Nos levantamos con una vista impresionante de Tokio, nuestra habitación estaba en el piso 24 del gran hotel New Otani Tokio, un gran complejo con infinidad de tiendas y restaurantes,  incluido uno en el piso 40 en el que tomamos el desayuno y otro de ellos con vistas a un gran jardín japonés de 400 años de antigüedad. Perfectamente situado a solo 5 minutos a pie de la estación de metro de Akasaka Mitsuke.

Templo de Asakusa Kannon. Despues de un buen desayuno disfrutando de las vistas desde el piso 40 del Hotel New Otani nos dirigimos hacia la visita panorámica de la ciudad, para darnos una imagen general de Tokio,  viendo los edificios y lugares mas emblemáticos de Tokio, todo me parecía espectacular y grandioso. Nuestra primera parada fue el templo Asakusa Kannon o templo Sensoji (浅草寺) que es el templo budista más antiguo de Tokio dedicado a la diosa Kannon, deidad de la misericordia y uno de los mas bonitos. Cuenta la leyenda que en el año 628, dos pescadores encontraron una estatua de la diosa en el cercano rio Sumida y aunque volvían a poner la estatua en el rio, ésta siempre regresaba a ellos y por eso se construyó aquí. El templo fue completado en el año 645. Entramos por Kaminarimon, la Puerta del Trueno, una impresionante puerta de color rojo con un enorme farolillo (linterna) de papel rojo con las letras kaminarimon escritas en negro por delante y Furaijinmon (su nombre original) por detrás en honor a los dioses que la custodian a cada flanco, protegiendo el lugar: Fujin, el dios del viento, y Raijin, el dios del trueno. El farolillo (que no es el original ya que al ser de papel es muy frágil y se suele cambiar bastante a menudo) pesa unos 650Kg y mide 4 metros de altura y en la base se encuentra un dragón esculpido en madera probablemente porque el nombre oficial del templo es Kinryuzan o ‘montaña del dragón dorado’.

De aquí sale Nakamise, un paseo comercial con una hilera de 200 metros de tiendas que se han respetado desde hace siglos, en las cuales los peregrinos compraban antes de entrar al templo y donde se puede comprar de todo en sus tenderetes, abanicos, galletas japonesas “Osembe”, “hachimaki”, tales como el pañuelo para anudar en la frente como el que llevaban los kamikaze con los símbolos de “Hisso” (venceremos!),  amuletos omamori, y sobre todo una gran variedad de Yukatas, los kimonos de veranos que son comodísimos y que aquí se pueden encontrar por muy poco de segunda mano. Siguiendo por el paseo llegamos a la segunda puerta de acceso; la puerta Hozomon (宝蔵門), que en su origen se llamaba puerta Niomon (仁王門) y era la puerta principal del templo., la puerta del tesoro, a ambos lados están las estatuas de Tenryu, a la derecha, y Kinryu, a la izquierda, dos dioses dragones que aquí toman forma humana. A la vuelta encontramos unas  grandísimas alpargatas de paja waraji que son obra de los habitantes de Murayama (en la prefectura de Yamagata) en agradecimiento al templo por dejar que un escultor de su ciudad se encargara de las estatuas protectoras de la puerta, que según cuenta están basadas en dos luchadores de sumo. Según se cruza, a la izquierda se alza una Pagoda de cinco alturas (Goju-no To, de 64m de altura) que representan los cinco elementos, tierra, agua, fuego, viento y cielo del universo y guarda en su interior las tablillas mortuorias de miles de familias, así como algunas reliquias de Buda.
En su techo tiene
una estructura que funciona como, pararrayos, llamada «finial«. Además de su función física, el finial tiene un significado simbólico en el budismo (suele representar al mani o quinto elemento), y a veces es decorado con diseños de flor de loto.

Pasado Hozomon nos encontramos con una gran inciensario, “O-koro” donde hay que quemar una barrita de incienso pues se dice que el humo cura a los enfermos y fortalece a los débiles.  Hacia la derecha se enuentra el temizu-ya para hacer el ritual de ablución y donde hay una bellísima estatua de bronce con dragones de los que salen los chorros de agua.

 Justo al final se encuentra el edificio principal “Hondo” (本堂) ó Kannon-do (観音堂) que alberga la estatua de Kannon de 5- 6 cm de altura y que nunca ha sido mostrada en público. Tiene unos  1.150m2 y es Tesoro Nacional. Está dividido en el santuario interior de suelo de tatami (naijin) y el santuario exterior de suelo de cemento (gejin). En el centro del santuario interior encontramos una réplica de Kannon que se muestra al público todos los 13 de diciembre, además de otras estatuas de deidades budistas. Se trata de un espacio de gran belleza, llena de detalles en techos y paredes.

 

En los alredores encontramos jardines lleno de estatuas, entre las que destacan dos Boddhisatvas de 1687: Seishi a la derecha y Kannon a la izquierda.

Como curiosidad justo desde aquí tenemos una vista de uno de los íconos de Tokio, la torre Tokyo Skytree.

Torre Tokyo Skytree

Torre Tokyo Skytree

Odaiba (お台場, Bahía de Tokio, Rainbow Bridge. Odaiba bien merece pasar un día allí.  Es la isla artificial situada en la bahía de Tokio y el Rainbow Bridge, construida originalmente como fortaleza defensiva contra ataques navales en 1853 y no fue hasta la última década del siglo XX cuando se expandió como área comercial, residencial y de entretenimiento. Comer una hamburguesa en Kua‘Aida, visitar el Toyota Show Room, el Outlet que hay de al lado divertirse en el centro de entretenimiento Sega Joypolis, subir a la noria Ferris Whell de 115 metros de altura y una de las mas altas del mundo o vistar la sede de la Fuji TV obra del arquitecto japonés Tange Kenzo, son parte de la multitud de cosas que se pueden hacer allí, pero lo que realmente a mi me impactó mas fue encontrarme cara a cara con la Estatua de la Libertad, si, no estoy de broma, en plena Bahía de Tokio nos encontramos con una réplica de la que hay en el río Sena en París y no de la New York, ya que los japoneses la hicieron para ensalzar las relaciones entre Francia y Japón. También merece la pena coger un barco y darse un paseo por la Bahía de Tokio disfrutando de la vista de la megápoli. Como dato interesante aquí se hayan las dos únicas playas de todo Tokio, aunque no se permite el baño es agradable pasear por allí. Nosotros como el día estaba nubladísimo no tuvimos ocasión de utilizarla, pero disfrutamos del paseo igualmente.

Ya por la tarde y por libre nos fuimos a patear Tokio. Lo primero que hicimos fu ir a la zona de Ginza, referencia del Tokio mas moderno y actual con sus amplias avenidas repletas de letreros luminosos y sus tiendas de alto standing, tales como Sony, Apple, Shiseido, Nissan, Ricoh, Itoya, etc. marcan un Tokio muy cosmopolita. Habitualmente Ginza es comparada con la Quinta Avenida de Nueva York, la zona más elitista y cara de la ciudad.

Y después de tanto glamour nos fuimos a otro de los barrios mas emblemáticos y pintorescos de Tokio: Akihabara o, como se le llama cariñosamente, Akiba,  barrio sinónimo de la electrónica y la tecnología y últimamente convertido en un icono de la cultura Manga y Anime. Al igual que Harajuku, Akihabara se convierte, sobre todo los fines de semana, en un curioso lugar donde ver «lo mejor de cada casa», los otakus, también llamados akiba-kei. Chuo dori es la calle más importante de Akihabara, las principales tiendas se encuentran entre la estación Akihabara, al sur, y la estación Suehirocho, al norte. Pero no podemos dejar de perdernos por las estrechas y antiguas callejuelas cercanas a ésta, donde descubres la verdadera esencia de Akihabara. Al caer la tarde, según vamos paseando nos encontramos a unas chicas disfrazadas de sirvienta que reparten publicidad de los Maid Cafes, bares especialmente enfocados al público masculino donde las camareras son chicas de aspecto juvenil e inocente vestidas con llamativos trajes de doncellas o sirvientas del siglo pasado, con sus enaguas y delantales a juego llenos de volantes y lazos, cofia (u orejitas de gato) y medias hasta las rodillas que primero captan los clientes en la calle y luego los acompañan al bar donde aparte de servir comida, refresco o lo que pidan, siempre sonrientes y sumisas, suelen ofrecer servicios adicionales como que una «sirvienta» os lea un cuento, juegue con vosotros a la consola, etc. Eso sí, está prohibido tocar a las chicas, pedirles el teléfono o el email o cualquier dato de carácter personal y naturalmente seguirlas o acosarlas. Mi curiosidad me hizo ir con una de estas chicas por las callejuelas hasta llegar a un portal mal iluminado, subir en un ascensor mal oliente hasta el 4 piso que era donde estaba el bar y ver la cutrez que era  y la gente que aquí acude. En fin, una frikada mas entre las muchas que podremos ver aquí. De los Maid Cafes pasamos a los Cat Cafe, lugares mucho mas agradables en los que puedes tomar café acariciando a los gatos. Nosotros nos acercamos al Neko Cafe MoCHA, un sitio realmente curioso donde la gente tras desinfectarte y descalzarse pasa a un salón lleno de gatos a los cuales no puedes coger, pero si acariciar y por supuesto fotografiar tomándote un café.

No me queda mas que despedirme hasta la semana que viene que nos iremos a Nikko, una de las maravillas de Japón.

 

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