Soria, tan bella como desconocida

Panorámica del Duero

Desde hace unos cuantos años aprovecho el puente de diciembre para descansar y coger fuerzas para las fiestas que se avecinan haciendo lo que más me gusta, fotografiar y conocer sitios nuevos con mi sufrido marido y digo bien, sufrido pues él no es fotógrafo y no hay nada peor que ser el compañero de un fotógrafo, seguro que todos sabéis de lo que hablo. Para este puente suelo elegir destinos nacionales y no muy fríos, entonces ¿que me pasó por la cabeza para elegir Soria?, pues creo que a través de este artículo lo vais a descubrir.

Soria presenta una geografía muy irregular que se traduce en un heterogéneo paisaje que incluye desde la alta montaña hasta los valles más profundos, pasando por los característicos pastizales de verano. Bosques y riachuelos, parajes solitarios, espacios naturales protegidos donde encontrar las más variadas especies vegetales y animales; eso es Soria y mucho mas. Como solo disponíamos de 3 días decidimos alojarnos directamente en la capital  y desde allí movernos, un poquito de ciudad y un poquito de naturaleza. Yo soy amigo de Paradores y usuario habitual porque me parece que la cadena ofrece todo lo que necesito a un precio razonable. No siempre acierto, pero esta vez ha sido todo un hallazgo. El Parador de Soria, ubicado dentro del parque de El Castillo, se alza vigilante sobre la ciudad, en un entorno envidiable que nos permite disfrutar de unas panorámicas espectaculares tanto de la ciudad de Soria como del rio Duero y a escasos 10 minutos del casco viejo por un agradable paseo a través del parque.

El paseo por el parque finaliza en la  lglesia de Ntra. Sra. del Espino, patrona de la Ciudad, a la que se accede por un bonito arco. La iglesia de estilo plateresco, es la de mayor importancia y categoría de Soria, después de la Concatedral de San Pedro. Utilizada en el XIX como cuartel general de las tropas francesas, está adosada al cementerio, donde descansan los restos de Leonor, la que fuera esposa del poeta Antonio Machado. Un olmo en el atrio, que se ha querido identificar con el del poema de Machado «A un olmo seco«, hace alusión a la enfermedad que llevó a la muerte a Leonor.

Seguimos nuestro paseo por la Calle Caballeros, una de las calles nobiliarias más importantes de la ciudad de Soria. Esta es la calle que baja del parque del Castillo hasta la Diputación Provincial. Pasamos primero por la Iglesia de San Juan de Rabanera, uno de los monumentos del románico castellano que posee la ciudad de Soria. Debe su nombre a la procedencia de las gentes de Rabanera del Campo que entre 1109 y 1119 se instalaron repoblando Soria, fundando así uno de las 35 collaciones intramuros más otra extramuros que tuvo la ciudad, según el censo de Alfonso X El Sabio. Y además una de las más bonitas de Soria, con permiso de la Concatedral de San Pedro y de las múltiples iglesias románicas que pueblan Soria. En el altar mayor se encuentra el crucifijo conocido popularmente como Cristo del Olvido o Cillerero, es románico y procede de la antigua iglesia del Monasterio de San Polo de la que hablaremos más adelante.

Al lado se encuentra la Diputación Provincial que está custodiada por una colección de 8 bronces realizada por Federico Coullt-Valera de destacados personajes históricos relacionados con la provincia realizados en 1971. El inmueble perteneció a la Señora del Val. La fachada, reformada tras su adquisición, tenía dos pisos y estaba coronada por un frontón y el escudo de la Diputación Provincial. El edificio ha sufrido varias reformas durante el siglo XX, la más importante en 1959, en la que se añadió un nuevo cuerpo a la fachada principal. A su lado queda la Casona de los Salvadores perteneciente a uno de los Doce Linajes sorianos, los Salvadores. Martín Salvador dio su nombre a este Linaje. En la historia del Cid se dice que vino con este ilustre personaje desde Valencia, trayendo en su compañía a su allegado Antolín Sánchez de Soria «que fijos y parientes llevaba 40 lanzas». A continuación,  el  Palacio del Marqués de Alcantara  con influencias de la arquitectura barroca madrileña del siglo XVII. Tiene dos pisos, grandes ventanales en la planta baja que se corresponden con grandes ventanas con balcones en la primera. La puerta se enmarca con almohadillado y pilastras y un frontón curvo encima que alberga el escudo de los Marqueses de Velamazán.  Como curiosidad, según algunos autores, es el lugar donde Gustavo Adolfo Bécquer creía ver a la mujer irreal de la leyenda El Rayo de Luna.

Y sin darnos cuenta llegamos a la plaza de Mariano Granados donde está el famoso Parque de la Alameda de Cervantes o mas comúnmente denominado por los sorianos “La Dehesa”, en recuerdo de lo que fue en su día, una dehesa de pasto para el ganado de los antiguos habitantes de la ciudad. En el se encuentra la Ermita de la Soledad, la Fuente del Campo, el Árbol de la Música  que era un enorme olmo, plantado en 1611 en torno al que se construyó un templete metálico sobre el que tocaba la Banda Municipal de Música, aunque desgraciadamente murió a causa de la grafiosis por lo que fue talado en 1988 y ahora tras varios intentos se plantó un castaño de indias de flor rosa procedente de Alemania de treinta y un años de edad y luego se volvió a instalar el templete para los músicos con muchos elementos restaurados del antiguo y otros nuevos. Por el centro del parque nos encontramos la estátua de un mastín que homenajea a los pastores trashumantes de la provincia, obra del artista soriano Carlos Sanz Aldea que recuerda al popular lagarto del Parc Güell de Barcelona ya que está revestida con un mosaico de pequeños fragmentos de cerámica.
Lo rodea un muro de piedra y consta de 10 puertas menores y una portada principal ubicada en la Plaza de Mariano Granados, constituida por dos vanos de medio punto y simétricos que portan florones de piedra y el escudo de la ciudad. En el dintel figura su nombre “Alameda de Cervantes” y las armas de la ciudad.

Ahora nos encaminamos hacia la Plaza Mayor pero dando un pequeño rodeo. Subimos hacia la Iglesia de Santo Domingo, pasando por la Iglesia de El Salvador que solo conserva original su ábside típico del románico rural del XII y es interesante porque es un buen ejemplo de lo que serían la mayoría de las 36 iglesias románicas que tuvo la ciudad y en su mayoría desaparecidas. El ábside es semicircular y correspondería con la única nave que tendría el templo. La Iglesia de Santo Domingo construída aproximadamente en el siglo XII. Junto a este edificio está el convento de dominicos donde las monjas de clausura venden unas exquisitas pastas. La fachada de la iglesia está en reforma y no pudimos apreciar su belleza. La Iglesia fue erigida tomando como referencia la fachada de Nuestra Señora de Poitiers. La fachada está compuesta por dos pisos que a la vez poseen un conjunto de arcos germinados a cada lado con un rosetón central que está por encima del piso de arcos ciegos que enmarcan la portada. En el interior destacar las capillas del S. XVI  del Santo Cristo, la del Rosario y la capilla mayor, que son renacentistas y contrastan con el resto que es románico.

Soria por su belleza ha sido inspiración para una serie de reconocidos poetas, dramaturgos y narradores, así como escenario de grandes obras de la literatura universal tales como el Cantar de Mío Cid, ambientada en estas bellísimas tierras, o como Campos de Castilla, escrita en Soria y para Soria por Antonio Machado, o Soria, el tributo a la capital de la provincia de Gerardo Diego y cómo no, las inigualables Leyendas Sorianas de Bécquer, el primer autor que se atrevió a dar forma literaria al riquísimo sustrato legendario de Soria y por sus rincones se puede ver su gratitud hacia estos poetas y sobre todo a Antonio Machado. Continuando hacia la Plaza Mayor encontramos el Instituto Antonio Machado donde el  poeta impartió clases de lengua francesa a estudiantes de bachillerato y cuentan que nunca suspendió a ninguno. En el exterior del edificio, junto a la fachada del Instituto hay una escultura en bronce a tamaño natural que representa al Poeta Antonio Machado sentado en un sillón el día de su boda, obra de Ricardo González Gil (2010) y que se complementa con la de Leonor, ubicada en la Plaza Mayor en la Iglesia de La Mayor, que es donde se casa con Leonor Izquierdo Cuevas de tan solo 15 años, lo que fue un gran escándalo por aquellas épocas ya que él tenía 34 años. En la misma plaza a unos metros se encuentra el busto en bronce sobre monolito de piedra de Pablo Serrano (1982) que simboliza la figura del poeta, en dimensiones no naturales, con marcadas facciones y semblante serio, mas conocida como «El Cabezón«.

Entre casas palaciegas bajando por la Calle Aduana Vieja  donde se encuentra el Palacio de los Castejones, actualmente unido al Palacio de Don Diego de Solier y  el Palacio Viejo de los Ríos y Salcedo, llegamos a la calle principal de Soria, el Collado, que une la plaza del Olivo con la Plaza Mayor, pasando por el Círculo de la Amistad Numancia que tiene en su entrada una estatua de Gerardo Diego. Es un hermoso inmueble de mediados del siglo XIX  donde se conservan sus salones para el juego, la zona de tertulia, la sala de baile, la biblioteca y sala de lectura. También está aquí  el llamado Salón de los Espejos, lugar de tertulia para ver pasar el tiempo que transcurre a través de las cristaleras adornadas por artesonado al Collado que junto con sus columnas y el bar contribuyen al ambiente que no se ha perdido con el paso de los años.

De aquí damos otro pequeño rodeo y nos acercamos a ver el Palacio de los Condes de Gómara, actual Palacio de Justicia.  A continuación pasamos por el Arco del Cuerno, que servía de puerta de toriles cuando aún se usaba la plaza para los festejos taurinos hasta mediados del siglo XIX, llegamos a la Plaza Mayor donde se encuentra  la Fuente de los Leones, denominada «La viajera» pues ha tenido varias ubicaciones hasta que en 1987 la llevaron de nuevo a la Plaza Mayor. La Casa del Común que fué sede durante siglos del Estado Llano de Hombres Buenos de la Ciudad de Soria y en su planta baja se abre el Arco del Cuerno. Actualmente sede del Archivo Histórico Municipal, conserva los Fueros otorgados a la ciudad por Alfonso VIII y Alfonso X. La Iglesia Ntra. Sra. La Mayor, de estilo románico bajo la advocación de San Gil,  fue aquí donde contrajo matrimonio Antonio Machado con Leonor y en su exterior se ha acondicionado un espacio denominado Rincón de Leonor donde se muestra una estátua de bronce de Leonor Izquierdo que posa ofreciendo la silla de su esposo Antonio Machado. El Palacio de la Audiencia donde en la actualidad se realizan exposiciones, obras de teatro, conferencias y otras actividades entre sus peculiaridades cuenta  con un reloj procedente de la Iglesia de La Mayor, metálico de forja de 1.862 que sostiene unas campanas, una de las cuales data del siglo XVI y que aún hoy marca las horas. Antonio Machado dio al edificio una pincelada poética al referirse a él en uno de sus poemas. La Casa de los Doce Linajes que es el actual edificio del Ayuntamiento y destaca en su fachada el escudo nobiliario de sus antiguos propietarios, los Doce Linajes. El redondo escudo está dividido en doce partes iguales, cada una de las cuales tiene el escudo de una de las casas nobles que repoblaron Soria en el siglo XII y la Torre de Dña. Urraca a la que la leyenda atribuye el encierro de Doña Urraca por parte de su esposo, Alfonso I el Batallador, entre los muros del torreón, aunque no se sabe por qué, ya que es de construcción muy posterior y de hecho no existen datos del paso de la Reina de Castilla por este edificio y quien si que estuvo aquí  fue Santa Teresa de Jesús, cuando se desplazó para fundar el convento de Carmelitas y precisamente desde esta torre bendijo el entonces Obispo de Osma a Santa Teresa a su llegada a la ciudad la tarde del 29 de mayo de 1581.

Aunque habría mucho mas por descubrir dentro de la casco viejo,  optamos por bajar hacia  el Monasterio de San Juan de Duero de la Orden de San Juan de Jerusalén, que se encuentra de camino, al lugar donde discurre la leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer, El Monte de las Ánimas. Llegamos pasando por la Concatedral de San Pedro de estilo plateresco presidida por la imagen de San Pedro con las llaves de la iglesia, situada en una hornacina de concha abultada. Debido al poco tiempo de que disponíamos seguimos directamente atravesando el Duero por el Puente Medieval de Piedra hacia los Arcos de San Juan de Duero que datan entre los siglos XII-XIII. Lo que llama la atención es el claustro que conserva las cuatro crujías, con una colección de estilos en su ejecución, de lo más sorprendente. Encontramos arcos de medio punto del románico que descansan sobre parejas de columnas,  en el tramo situado al noroeste. Arcos de herradura apuntados, que se apoyan en haces de cuatro columnas, en el tramo noreste. En los tramos suroeste y sureste los arcos se encuentran entrecruzados, siendo la unión de ambos tramos, mediante un arco doble, también entrecruzado y sin columna. La iglesia es sencilla, de una sola nave y ábside semicircular, destacando los dos templetes adosados al muro en el comienzo de la cabecera. Tras muchos años de abandono, en 1882 fue declarado Monumento Nacional y años después se convirtió en la sección departamento medieval del Museo Numantino.

A la salida en una pequeña explanada tuvimos la suerte de encontrarnos con una representación de Los Templarios que escenificaban la vida en el campamento, las armas, armaduras y vestimenta del caballero templario, así como una exhibición y explicación de las técnicas de combate.

Continuamos a orillas del Duero por un agradable paseo donde los álamos y chopos franquean el camino, después de atravesar el estrecho arco del antiguo Monasterio de San Polo, enclave habitado por los templarios de quién se asegura que monopolizaron el acceso a la ermita de San Saturio, a mi parecer una de las joyas de Soria. De estilo barroco, se levanta sobre una gruta eremítica visigoda situada a orillas del Duero, a media altura de la sierra de Santa Ana (antes de Peñalba) sobre un risco saliente, bañado en su pie por el Duero y profundamente descarnado, está como en el aire la iglesia, en la denominada Ruta Machadiana. Acoge en su interior unas impresionantes pinturas al fresco pintadas por Juan Antonio Zapata, que decoró la cúpula y los muros con pintura al fresco entre 1704 y 1705 y que narran la vida de San Saturio, actual patrón de Soria. Hijo de una noble familia y según cuenta la tradición en el siglo VI el noble soriano Saturio tras fallecer sus padres, repartió sus riquezas entre los pobres y marchó a vivir a unas cuevas junto al Duero. Allí en un sobrio y místico oratorio, en honor a San Miguel Arcángel, viviría durante treinta años de forma eremítica hasta que se encontró con Prudencio que según cuenta la leyenda era un joven que intentaba cruzar el rio cuando oyó las voces de San Saturio díciendole lo peligrosa que era tal aventura. El joven al oír las voces del eremita, asustado, se tiró al río. Y cuando todo el mundo esperaba que llegase muerto arrastrado por la corriente, llegó,  sano y salvo y parece ser que las aguas ni siquiera le habían mojado. El joven subía hasta aquellos riscos para pedir su bendición y solicitar vivir a su lado. Tras siete años  de convivencia San Saturio murió y Prudencio, después de enterrarle en la cueva volvió a su lugar, Tarazona, donde su fama le llevó hasta el obispado. Aquí están los restos y el sepulcro del santo soriano, no así la cabeza del santo que se encuentra en la Concatedral de San Pedro.

Y con estas me despido hasta el próximo post en el que hablaré sobre la Laguna Negra, Calatañazor y La Fuentona entre otras cosas.

 

 

 

 

 

Deja un comentario